De Zeeland es un velero centenario restaurado y 100 % accesible para personas con discapacidad. Este barco también es la columna vertebral de la Fundación De Zeeland, que utiliza los ingresos que obtiene en la navegación comercial para ofrecer a todas las personas un gran día en el agua. Peter van't Wout, su fundador, se desplaza desde hace 44 años en una silla de ruedas y lo tiene claro: "Si un niño en silla de ruedas quiere ayudar al capitán a gobernar, aquí puede hacerlo".

Van't Wout, ahora con 68 años de edad, trabajaba en su veintena como buceador de aguas profundas para una empresa de salvamento y limpieza de barcos hundidos. Entonces, un incidente cambio su vida.

"Mientras trabajaba en el Mar del Sur de China, a 60 metros de profundidad, contraje el síndrome de descompresión. Es un riesgo del oficio. También se denomina enfermedad del buzo y se produce cuando una persona trabaja bajo alta presión durante mucho tiempo. Puede causar daños permanentes si no se trata con la suficiente rapidez. Ese fue mi caso. Sufrí daños en el sistema nervioso y acabé en una silla de ruedas.

Supuso una gran lucha para mí durante muchos años. Había tenido un trabajo muy activo, había viajado por el mundo, había tenido una vida de aventurero... Y de repente estaba en casa y ya no podía hacer nada. Pero nunca he estado ocioso. Voy sentado, pero no inmóvil.

¿Qué has hecho desde entonces?

En los años 80, ofrecía bungalós vacacionales a medida, accesibles para todo el mundo. Fui el primero del Reino Unido en hacerlo y era muy necesario. En aquella época, las instalaciones de vacaciones rara vez eran accesibles para las personas con discapacidad, y estaban muy mal reguladas. Si te ibas de vacaciones en avión, literalmente te subían a bordo con una carretilla elevadora.

Hoy en día, la normativa es mucho mejor y las personas con discapacidad pueden encontrar alojamiento en cualquier hotel o resort de vacaciones. Es estupendo y siempre he intentado aportar mi granito de arena. Por ejemplo, con mi asesoramiento a los propietarios de hoteles sobre formas sencillas de adaptarlos para hacerlos más accesibles. Siempre he defendido una mayor accesibilidad y trato de eliminar las barreras físicas y las financieras.

En los últimos años, lo has hecho de una manera muy especial. ¿Puedes decirnos algo más sobre la Fundación De Zeeland?

A través de la Fundación organizamos viajes en barco para personas que normalmente no tendrían la oportunidad de navegar. Entre estas personas están, por ejemplo, las familias que reciben prestaciones sociales o las que tienen un hijo o hija con discapacidades. Varias veces al año organizamos un día maravilloso en el agua para estos públicos. Lo financiamos con donaciones y con la recaudación de los eventos, como bodas o fiestas de empresas, que organizamos a bordo de De Zeeland.

Varias veces al año zarpamos para De Zonnebloem, una fundación que ofrece viajes y eventos para personas con diversidad funcional. Nuestro velero está perfectamente adaptado para este tipo de pasaje. Las pasarelas son lo suficientemente anchas para las sillas de ruedas, contamos con andadores y escúteres y hay un ascensor para ir bajo la cubierta. Además, disponemos de un aseo amplio con camilla, donde se puede cambiar a una persona con discapacidad que lo necesite. Y hemos instalado plataformas elevadoras en la parte de atrás para que los niños y niñas en silla de ruedas puedan ayudar al capitán a gobernar el barco.

Un barco 100 % accesible pero, ¿siempre fue así?

En absoluto. Encontré a De Zeeland hace siete años en Ámsterdam. Por aquel entonces estaba muy descuidado y en mal estado. Pero aun así lo compré. Vi el potencial de la nave, aunque había mucho trabajo por hacer. Pasamos un año y medio de restauración, siete días a la semana. Hubo que desmontar y sustituirlo todo, desde el cableado hasta las tuberías de agua.

Estamos muy contentos con el resultado de ese duro trabajo. Hoy en día, De Zeeland es uno de los lugares de eventos más famosos de la zona de Rijnmond, con un hermoso salón, un bar de café expreso y un pub inglés. ¿Es una belleza? Tal vez no. Pero hemos llegado a amarlo por las cosas que hacemos con él.

¿Qué es lo que más te gusta de tu trabajo?

Cuando el coronavirus nos lo permite, navegamos unas setenta veces al año. Sesenta de estos viajes son comerciales y los otros diez son sobre todo para familias que necesitan un poco de apoyo. Son esos viajes los que más ansío. Son días tan especiales que los convertimos en fiestas. Hay música, payasos para los niños/as y personal de enfermería que ofrece un respiro a las madres y padres. Es genial ver las cosas que pasan. Caras sonrientes, familias que poco a poco se relajan y disfrutan, niños y niñas que viven el día de su vida. Por eso lo hacemos. Porque todas las personas se merecen un día especial en el agua.

¿Por qué elegiste trabajar con Triodos Bank para este proyecto?

La responsabilidad social corporativa está en nuestros genes y lo mismo ocurre con Triodos Bank. Nuestras filosofías encajan bien. Es como una manta cálida que nos envuelve y nos hace muy felices.

Fotos de Jurre Rompa

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