En la empresa social Van Hulley, en Groningen (Países Bajos), hacen ropa interior y para dormir con camisas viejas.
Esta propuesta de economía circular es tan directa como enviar por correo una camisa vieja y recibir, en cinco días hábiles, tu prenda nueva confeccionada con la tela de tu propia camisa.
El taller de esta iniciativa, vinculada con Triodos Bank en Holanda, también contribuye a ofrecer una oportunidad a personas con dificultades de integración laboral.
Todo empezó hace más de veinte años, cuando Jolijn Creutzberg confeccionó sus primeros pantalones bóxer con una camisa vieja de su marido.
Era su camisa favorita y, aunque el cuello estaba desgastado, no quería deshacerse de ella. “Pensé que el resto del tejido podía durar años, así que decidí convertirla en unos bóxer. Me pareció una manera de reciclar tan buena que pensé que tenía que hacer algo con esto”.
Cambiando la percepción del reciclaje
Sin embargo, pasó bastante tiempo antes de que se decidiera fundar Van Hulley. “Siempre he sido emprendedora, pero no tenía experiencia en la creación de una línea de producción. Para hacerlo, había que pensar en muchas cosas. No quería poner en marcha una fábrica de ropa interior normal, sino que realmente queríamos crear algo relacionado con la sostenibilidad y acercar al consumidor y al fabricante”, nos explica Creutzberg.
En 2012 parecía haber llegado el momento para aventurarse y la idea fue ganando impulso. “Desde que hice mis primeros bóxer han cambiado muchas cosas. El reciclaje todavía tenía una imagen de calcetines de lana de cabra. Ahora percibo que muchas personas se preocupan por el reciclaje y quieren cambiar algo de manera positiva. Es como si todos los acontecimientos que están sucediendo me empujaran para seguir adelante”.
Hoy Van Hulley es una tienda en línea donde de una camisa vieja puedes crear unos pantalones cortos o un pijama infantil. “Casi todo el mundo tiene una camisa que ya no usa en el armario. Podemos hacer algo nuevo y bonito a partir de ese material”.
Textil responsable, además de sostenible
Creutzberg decidió que Van Hulley debería ser una empresa socialmente responsable, además de sostenible. La producción tenía que permanecer en los Países Bajos y ofrecer trabajo a personas que no tienen la formación requerida para iniciarse en el mercado laboral.
A través del centro social Multicultureel Vrouwencentrum Jasmijn, de Groningen, conoció a mujeres que estaban muy motivadas para empezar a trabajar, pero que no tenían idea de por dónde debían empezar.
Junto con el Ayuntamiento de Groningen y el instituto ROC Noorderpoort, Creutzberg desarrolló un programa de un año en el que las participantes siguen un curso de acceso, mientras mantienen una prestación social y empiezan a trabajar en Van Hulley. Adquieren experiencia laboral, invierten en su desarrollo personal y, después de ese año, pueden pasar a un programa de nivel 2 de formación profesional media.
De la ropa a un cambio de mentalidad
El nombre Van Hulley significa “vuestro” en dialectos del sur de los Países Bajos. Para Creutzberg, se trata de unos pantalones cortos que ya no son propiedad exclusiva del propietario, sino también de quienes los fabricaron. La camisa no solo adquiere una nueva vida, sino que las mujeres que trabajan en el taller de costura también pueden construir una nueva vida.
En otros municipios ya han mostrado interés en la implantación de un Van Hulley en su ciudad. Pero Creutzberg quiere crecer como compañía antes de establecer otro proyecto similar. “Creo en el poder del mercado. Estos desarrollos deben ser asumidos por el consumidor, y no solo por el gobierno. Solo entonces puedes empezar a cambiar. Por ese motivo, primero quiero asegurar que la demanda de nuestros productos crece. Van Hulley debe ser una marca fuerte. Ya hemos ampliado nuestra gama con un set para niños, y ahora estamos pensando en otros productos que podemos hacer a partir de la tela de las camisas.
Creo que es importante no convertirnos en un mero lugar de trabajo social, sino en una empresa social que fabrica cosas bellas por las cuales el cliente está dispuesto a pagar un precio justo. Porque le gusta el producto y porque la historia detrás del mismo es completamente honesta”.
Texto publicado originalmente en De Kleur van Geld, publicación de Triodos Bank Holanda
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