Ayer mismo conocíamos el contenido propuesto para la esperada Ley de Cambio Climático y Transición Energética que el Ministerio para la Transición Ecológica pretende dejar aprobada antes de que termine el año.
Sin duda es bienvenida una norma que establece el marco para actuar sobre un calentamiento global que ya influye en la generación de desastres naturales, las migraciones, la salud y la agricultura, con especiales consecuencias para los colectivos más vulnerables.
El texto de la Ley va en línea con los compromisos globales del Acuerdo del Clima de Paris (2015) y los Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas y recoge un plan de transición justa que cuida y facilita el cambio. Supone una adaptación muy significativa, en lo social y económico, a través de dos vías complementarias.
Por un lado, se busca optar por soluciones limpias y sostenibles científica y tecnológicamente posibles, como son las energías renovables, la movilidad no basada en combustibles fósiles o la eficiencia energética en materia de edificación sostenible.
Por otro lado, se reconoce la necesidad de abandonar las soluciones contaminantes y de internalizar los costes y riesgos que conlleva la polución.
Ambas vías requieren de un cambio significativo en los hábitos individuales y colectivos, se está apuntando a medidas de primera magnitud acorde al desafío y la oportunidad que tenemos por delante.
Para que sea real, las finanzas deben contribuir activamente al cambio
Las finanzas, como fuerza tractora, son esenciales para impulsar cambios o bien frenarlos. Desde Triodos Bank incidimos de forma especial en despertar la conciencia sobre este hecho: cada decisión económica, sea de consumo, préstamo, inversión o donación no es socialmente neutra, sino que tiene un impacto.
Teniendo esto en cuenta, el sector financiero tendría que tener también sus propios objetivos de reducción de emisiones, sumándose así a los sectores energéticos, de la construcción y del transporte.
Podríamos pensar también en compromisos concretos, por ejemplo: la transparencia en cuanto a las emisiones contaminantes de las carteras de préstamo de los bancos, la integración de los costes derivados del riesgo climático, o la posibilidad de medidas fiscales como exenciones para inversiones verdes similares a las que ya existen en otros países de nuestro entorno, o vinculadas con el impuesto del Actos Jurídicos Documentados (AJD) para las hipotecas verdes, es decir, para la construcción o compra de inmuebles de máxima eficiencia energética, un producto en el que Triodos Bank ha sido pionero y que ahora se está promoviendo a nivel europeo por su contribución contra el cambio climático. Estas actuaciones estarían en línea con los Principios para la Banca Responsable de la Iniciativa Financiera de Naciones Unidas (UNEP-FI) que verán la luz el próximo 26 de noviembre en París.
Por otro lado, echamos de menos la inclusión de medidas para el sector de la agricultura y la ganadería, tan esencial y vinculado con la tierra y el calentamiento global.
El cambio climático está aquí, bienvenida la acción real en favor de la vida de las generaciones actuales y de las que vendrán.
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