Antes de empezar...
El primer paso es tener muy claro qué vas a hacer. Hay que dedicar tiempo a pensar en la necesidad del proyecto y aprender. Sobre todo, aprender. Por ejemplo, el equipo de The South Face viajó durante un año y medio por 12 países africanos para conocer la realidad local. Según Borja, la documentación previa, hablar con todas las personas que se van a implicar en el proyecto y analizar muy bien la labor que quieres desarrollar son las claves del éxito.
Trabajar en equipo
Otro de los aspectos en los que insiste desde The South Face es la importancia de contar con un equipo fuerte y que crea en el proyecto. En un sector con mucho voluntariado y sueldos no muy altos la motivación de las personas es fundamental. Que estén comprometidas con la labor y sean conscientes de lo que logran con su trabajo.
Por otro lado, también son de gran ayuda las sinergias con otras entidades a través de acuerdos de ayuda mútua. Por ejemplo, los trabajadores y trabajadoras de una empresa pueden dedicar horas voluntariamente, otra ONG puede facilitar alguna gestión logística, etc. Hay muchas opciones con resultado win-win.
Durante el proceso
Una vez tu asociación esté en marcha, la transparencia es vital. “Hay que dar confianza a los las personas socias, que tienen que saber qué haces con su aportación, tienen que verlo”, añade Borja. En este sentido, no solo importa llevar a cabo tu labor, sino comunicarla, ya sea a través de las redes sociales, un boletín para los socios y socias o a través de cualquier otro canal que te permita llegar a esas personas que confían en la organización, en lo que hace, cómo lo hace y, sobre todo, para qué.
Además, es necesario innovar y buscar estrategias o pequeñas acciones que no sean costosas pero que den visibilidad a la entidad.
Estos son los consejos que han llevado a The South Face a becar a 64 chicas para llevar a cabo sus estudios en la Universidad de Nairobi, Kenia, y en la City University of Mogadishu, Somalia, desde finales de 2010, cuando iniciaron su actividad. Para lanzar el proyecto fueron de la mano de las universidades, parsa decidir cuál era la mejor estrategia. Desde la ONG becan a chicas de zonas de bajos recursos o de conflicto, con una muy buena etapa escolar previa, y comprometidas con su comunidad. De esta forma, cuando acaban sus estudios y encuentran un trabajo, no solo ellas reciben los frutos de su esfuerzo, sino toda las personas que la integran. Además, las becadas se convierten en referentes, porque muchas veces son las primeras con estudios universitarios en sus zonas de origen.
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