Atención, pregunta. ¿En qué lugar de Madrid se puede empezar el día debatiendo sobre cómo afecta a los jóvenes el fácil acceso a la pornografía, participar a continuación en un encuentro con líderes indígenas americanos y terminar la jornada escuchando a un sir británico hablando de inversión con impacto positivo? La respuesta es en uno de los 4 espacios de los que dispone Impact Hub Madrid en la capital. Esto sucedió hace solo unos días y yo estuve allí, como diría un periodista humilde pero aferrado a su minuto de gloria.
Impact Hub es una “red de comunidades de emprendimiento con impacto” con 100 espacios de coworking en el mundo. Cinco de ellos se encuentran en Madrid: Alameda, Piamonte, Barceló y Picasso, el último en llegar a la familia. Como no puede ser de otra manera, todos ellos muestran muchas características coincidentes pero 2 sobresalen sobre las demás, buena acogida y comunidad.
Centros de coworking con “calidad y calidez”
La calidad, que lleva dentro de la idea de sostenibilidad ambiental, y el acogimiento se sienten nada más entrar en cualquiera de los centros como, por ejemplo, Piamonte. Tal vez sea por el diseño, con plantas y soluciones de madera siempre presentes, baldosines en suelo y paredes fabricados a partir de botellas de agua recicladas o recubrimientos de esparto en algunos techos. O quizás por la acción del equipo de profesionales que lo gestionan y que favorecen una suerte de slow working en el que el trabajo se paladea y se construye desde las personas. De la plantilla, los primeros culpables son sin duda los host, los que reciben a quien entra con todas las respuestas a todas las preguntas imaginables.
Patricia Lorenzo es host coordinadora en Piamonte y también la fundadora de Humtech Innovations, un proyecto que ayuda a las empresas a digitalizar sus procesos para facilitar el análisis de datos y profundizar el conocimiento de sí mismas. También es la transmisora del lema “calidad y calidez”. “Vine a Impact Hub porque no encontraba mucho apoyo en mi entorno. Surgió la oportunidad aquí y conocí gente en mi misma situación, una comunidad con la que compartir y crear sinergias”, confiesa. La joven comenzó aquí como host voluntaria, es decir, colaboraba con Impact Hub con un turno de 6 horas a la semana y a cambio, tenía acceso a las instalaciones durante todo su horario de apertura para impulsar su propio proyecto.
Un año después, su apoyo a los demás es a tiempo completo, algo de lo que se aprovechan, por ejemplo, los 15 empleados de Malt en España. Todos ellos tienen su base en Piamonte aunque la empresa empezó en Alameda y se cambió por motivos de ubicación. Carmen Boronat, Head o Community de la firma, tenía claro que uno de los centros de Impact Hub era el lugar adecuado “por la comunidad que hay detrás”.
Malt es una plataforma que pone en contacto a profesionales freelance con empresas, “poniendo en valor a los primeros”. Su base de datos en España se compone ya de 13.000 usuarios que no solo aprovechan la visibilidad que les ofrece Malt, sino también los eventos y otros servicios que organiza, en ocasiones en colaboración con Impact Hub, “para tratar el tema del futuro del trabajo”. Al mismo tiempo, la firma promueve un impacto positivo en el Objetivo de Desarrollo Sostenible 8, Trabajo decente y crecimiento económico.
Como estas dos, decenas de profesionales y compañías desarrollan cada día su actividad por aquí. Y cada una tiene su historia. La de Súgaro representa otro de los objetivos de Impact Hub, que es influir en positivo en la sociedad. Se trata de uno de sus proveedores habituales de catering que, al poco tiempo de comenzar la relación, recibió un encargo singular: “Impact Hub nos pidió cambiar nuestra forma de trabajar hacia la sostenibilidad, el reciclaje y la eliminación de plásticos. Al principio nos costó pero, poco a poco, trabajar con un cliente así acaba concienciando. Nos dimos cuenta de la cantidad de residuos que generábamos con nuestra actividad”, reconoce Tomás Suárez-Olea, cofundador de la empresa, en el blog de la red. Es el impacto positivo traducido en lenguaje real.
El cambio que se que consigue entre todos
¿Cuántas veces hemos hablado ya de “comunidad” en este artículo? Cinco (os ahorro contarlas). Y lo haremos alguna más, porque es la idea bajo la que subyace esta iniciativa de coworking. Miguel Cuberos es el responsable de dar vida a este concepto en Alameda. Y lo hace tanto organizando el encuentro con líderes indígenas, que vino de la mano de su proyecto paralelo Asociación Arquetipos, como facilitando en lo posible que se organice un grupo de senderismo que algunos clientes y empleados querían poner en marcha. “Aquí acogemos encuentros por casi cualquier motivo, y surgen del diálogo continuo que mantenemos con empresas y profesionales”, explica. La intensa agenda es una de las notas que diferencian a Impact Hub, que, además de contar con financiación de Triodos Bank, también ha alojado algunas actividades del banco.
Como hace Miguel, un especialista en cada centro se encarga de “auspiciar y favorecer las condiciones para que se desarrolle una comunidad viva que vaya más allá de intereses económicos”. Esto último se hace patente cuando uno echa un vistazo a las charlas y eventos previstos. Encuentros profesionales se mezclan con talleres, una propuesta de crecimiento personal a través del teatro o incluso un acto que une divulgación, tecnología y aplicaciones prácticas: Madrid Geo, el próximo 20 de junio en Alameda, y que es también una iniciativa nacida en los pasillos de Impact Hub. Ignacio Rodríguez y Alberto G. Ronda son sus responsables. Ellos llegaron cada uno por su parte a Alameda, se cruzaron por los pasillos, se saludaron, comentaron en qué andaban, se tomaron un café y de todo ello nació la iniciativa.
Triodos Bank, Impact Hub y los ODS
Nuestro apoyo financiero a Impact Hub supone también, de manera directa e indirecta, un reconocimiento al ODS 17, que dice textualmente: “Alianzas para lograr los objetivos: Un programa exitoso de desarrollo sostenible requiere alianzas entre los gobiernos, el sector privado y la sociedad civil”. Impact Hub “consagra” cada uno de sus centros a uno de los Objetivos de Desarrollo del Milenio, pero prácticamente cualquiera de sus acciones podría contabilizarse en el último del listado que, en una conversación informal, se definiría a sí mismo como “ven, que juntos podemos hacer más”.
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