El ruido acorta la vida. Cada año, los europeos pierden un total de un millón de años de vida saludable a causa del ruido provocado por el tráfico, según la Organización Mundial de la Salud. Es el resultado de contabilizar las víctimas del exceso sonoro, que está detrás de ataques cardíacos y de muchos casos de hipertensión, entre otras dolencias.
Pero, ¿qué nivel de ruido se considera excesivo en una ciudad? En España, la referencia normativa se sitúa en los 65 decibelios diurnos y los 55 nocturnos, magnitudes que podemos entender mejor observando esta escala del ruido que comparte en su blog la Asociación de Padres de Personas con Discapacidad Auditiva (ASPAS) y reproducimos aquí.
El ruido tiene incluso mayor riesgo para la salud que el tabaquismo pasivo o la contaminación del aire, asegura la Agencia Europea de Medio Ambiente. Entonces, ¿cómo podemos librarnos de él?
Si no se puede empezar la ciudad de cero…
“Lo ideal sería empezar las ciudades de cero y organizar las distintas actividades según el ruido”, sostiene Paula Rivero, promotora de la consultora ambiental asturiana especializada en estudios de ruido Acusmed, que ha recibido financiación de Triodos Bank.
Sin embargo, admite Rivero, “como eso no es posible, tenemos que inventarnos maneras de hacer ciudades más silenciosas, sin cerrar comercios, fábricas y dejando que los coches circulen”.
Para ello, son esenciales los mapas de ruido, con los que las ciudades de más de 100.000 habitantes deben contar de forma obligatoria según la normativa europea. Estos permiten “ver” el ruido que hay en las diferentes zonas de las ciudades, tanto de día como de noche, y planificar actuaciones para reducirlo.
Qué puedo hacer yo contra el ruido
“Se calcula que un 20 % de la población española, más de 9 millones de personas, conviven con niveles de ruido que sobrepasan los niveles considerados adecuados para la salud humana”, de acuerdo con un estudio de la Fundación Ecología y Desarrollo (ECODES), que recuerda que somos el segundo país más ruidoso del mundo después de Japón.
Muchas ciudades actúan a través de medidas como la peatonalización de zonas urbanas o la reducción de la velocidad, para su pacificación. Y existen también iniciativas de desarrollo de pavimentos sonoreductores, como el proyecto europeo Persuade, que se basa en la instalación de goma procedente del reciclaje de neumáticos.
Sin embargo, cada uno de nosotros, como ciudadanos, también podemos hacer algo por unas ciudades menos ruidosas y más habitables.
Para Víctor Viñuales, director de ECODES, “simplemente modificando algunos de nuestros hábitos, como limitar el volumen de los reproductores de música, evitar lugares ruidosos, no molestar a los vecinos con ruidos innecesarios, utilizar más el transporte público o conducir de forma más eficiente y sin tocar el claxon de forma innecesaria, contribuiremos a reducir los niveles de ruido y a disminuir los efectos negativos que tiene sobre nuestra salud”.
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