Ropa que termina en el vertedero o una incineradora. Todavía es un destino habitual para las miles de toneladas de residuo textil que se generan cada año en España. Un 3 % del total de residuos.

Para evitarlo, existen múltiples alternativas para desprendernos de ropa que ya no utilizamos o nos queda mal, como las que recogemos a continuación:

1) Depositarla en un contenedor de ropa usada

Los contenedores para recuperar ropa usada de entidades como Roba Amiga o Cáritas son una oportunidad de empleo para las personas en riesgo de exclusión social que trabajan en su selección y tratamiento.

Sus principales destinos: la donación a personas necesitadas y la venta como ropa de segunda mano para “obtener ingresos y pagar los salarios”, como explica Josep Maria Elvira, presidente de Roba Amiga, que cuenta con financiación de Triodos Bank. Esta empresa de inserción sin ánimo de lucro cubre sus costes “en más de un 90% con ingresos de la actividad” y dedica “el 100% del excedente a reinvertirlo para crear empleo”, explica.

2) Donarla a un albergue o entidad social

Otra opción solidaria es llevar la ropa usada directamente al ropero del que disponen algunas entidades y albergues sociales para la donación a personas en dificultades, especialmente relevante en época invernal, como por ejemplo el de la agrupación de Cruz Roja en Alcorcón o el del albergue municipal de Zaragoza.

O la donación a organizaciones sociales sin ánimo de lucro, como Asociación Betel o Asociación Traperos de Emaús, para repartirlas entre personas necesitadas o bien revenderlas a precios populares que les permitan obtener fondos para sus proyectos sociales.

3) Intercambiarla

La creciente cultura del intercambio para un consumo más racional permite dar salida a prendas en buen estado que por alguna razón ya no necesitamos y obtener otras a cambio. Las modalidades de trueque son diversas.

Se puede realizar a través de mercadillos, como el que se organiza el último domingo de cada mes en el barrio madrileño de Malasaña. En innovadoras tiendas donde a cambio de una tarifa plana es posible intercambiar de forma ilimitada ropa que ya no necesitamos por otra de nuestro interés aportada por otros clientes. O a través de webs especializadas en el intercambio de ropa infantil.

4) Arreglarla

¿Y si dejásemos de considerar, de nuevo, que un abrigo con la cremallera estropeada o una camisa con un agujero ya no nos sirven? ¿Hora de aprender al menos lo básico para remendar una prenda?

Es lo que proponen iniciativas de reparación como Millor Que Nou (Mejor que Nuevo), en Barcelona, que incluye talleres para aprender a enmendar ropa o, si no tenemos tiempo, un buscador para encontrar establecimientos donde pueden hacerlo por nosotros.

De tejanos a delantal (reparatmillorquenou.blogspot.com)

5) Transformarla y mejorarla

Siempre podemos dar una nueva vida a un objeto o material que aparentemente ya no es útil, e incluso mejorarlo. Es la filosofía del llamado upcycling, o la modalidad de reciclaje que transforma un elemento devaluado en otro de mayor valor.

La fomentan iniciativas como Trucarec, de reciclaje textil creativo en Bilbao o la ya mencionada Millor Que Nou. ¿Son unos vaqueros que ya no nos quedan bien o un original delantal?

¿Por qué nos sobra ropa?

Estas y otras alternativas evitan desechar ropa que puede tener nuevos usos, pero los armarios repletos en ocasiones también nos plantean algunos interrogantes. ¿Por qué nos sobra tanta ropa cada vez que hay un cambio de estación?

¿Podríamos realizar un consumo más responsable, comprando menos pero de más calidad, como ropa con certificación ecológica, de producción local o de comercio justo?