Como reconoce la propia ONU muchas empresas hacen greenwashing. Es decir, que mientras dicen que financian o realizan proyectos verdes, promueven también actividades como las gasísticas o petrolíferas. ¿Cómo veis en Triodos Bank estas prácticas?
Ahora todos los bancos y empresas dicen haberse sumado al carro de la sostenibilidad. El problema está en que, a veces, la sostenibilidad es solo un pequeño porcentaje de su actividad, mientras trabajan también, y en mayor medida, con empresas cuyas actividades están al otro lado de la línea. Los bancos tenemos un papel muy relevante en la economía para hacer que ciertos sectores crezcan o decrezcan, si invertimos en ellos o no. Tenemos la posibilidad de limitar la liquidez, por ejemplo, a quienes impulsan combustibles contaminantes que aceleran la emergencia climática.
La responsabilidad es compartida entre empresas, ciudadanía y gobiernos. La transformación real depende de cada persona. Sin acción individual no hay efecto global.
Hablas de responsabilidad compartida. ¿Qué fuerza real tiene la gente para desacelerar el cambio climático?
Aunque no sea fácil, la sociedad debe actuar porque merece la pena hacerlo. Aún podemos parar muchas de las consecuencias irreversibles para nuestra generación y las futuras fruto de una emergencia climática en un grado grave. Con nuestras acciones diarias emitimos CO2, pero podemos disminuir su impacto con un cambio en nuestros hábitos de consumo. Eso incluye actos como la elección de una entidad financiera. ¿Financia este o aquel banco petróleo, o solo renovables? Además, la responsabilidad se ejerce también con nuestros votos en las elecciones. Tenemos distintas herramientas como personas para evitar las peores previsiones de la crisis climática.
Ahora Triodos Bank se vuelca en dar cobijo a proyectos de producción local de energía sostenible como los de autoconsumo. ¿Qué ventajas aporta este modelo energético?
El autoconsumo es una de las formas más sostenibles y participativas de producir energía renovable. Se genera electricidad sin emitir dióxido de carbono y se acercan los puntos de producción y consumo de energía. Esto tiene varias de ventajas, como menores pérdidas eléctricas y no impactar en espacios naturales.
Cada vez es más notable que la sociedad española se moviliza hacia esa forma nueva de producir energía. No se puede instalar macroplantas de energía renovable en cualquier sitio. La energía renovable no se puede hacer de cualquier manera. Además, el autoconsumo permite a la ciudadanía invertir en energías renovables con importes menores, lo que supone una gran ayuda para la propia factura eléctrica.
El autoconsumo también es muy importante porque empodera a cada persona y nos hace tomar conciencia de la importancia la cuestión energética. Cuando tenemos autoconsumo, intentamos conectar la lavadora, la secadora o los equipos de calefacción en las horas en que hay más energía renovable. Así se consigue un sistema más autosuficiente y mucho más eficiente. De esta manera, además, democratizamos la generación de la energía y disminuimos el poder político y económico que tienen las grandes empresas que favorecen el uso de combustibles fósiles.
Uno de los colectivos, además de las empresas, a los que Triodos Bank ayuda en la transición hacia el autoconsumo son las comunidades de vecinos/as. ¿Qué deben tener en cuenta?
Ahora tenemos una normativa que ayuda a las comunidades a tomar decisiones sobre la sostenibilidad a través del consumo repartido. Es toda una oportunidad.
Por nuestra parte, hemos creado productos específicos para financiar el cambio energético en las comunidades. Si tenemos en cuenta la triple crisis que vivimos -la energética, la climática y la humanitaria- el autoconsumo es una herramienta muy poderosa para que cada persona ponga un granito de arena y actúe ante estos desafíos.
Un punto con el que Triodos Bank empieza a complementar su financiación pionera de las energías solar y eólica es el del hidrógeno verde. Ya financiáis más de un proyecto relacionado con esta fuente de energía renovable. ¿De qué se trata en realidad?
El hidrógeno verde es un combustible que se obtiene a partir del agua, mediante la separación del hidrógeno y el oxígeno a través de una electrólisis producida con energías renovables. Tiene un papel esencial para descarbonizar algunos sectores como el transporte terrestre pesado mediante camiones, trenes o aviones. A través del hidrógeno verde, por ejemplo, podremos generar energía para el transporte marítimo de larga distancia. Hay algunas industrias con consumo de energía intensivo, como la metalúrgica, para las que es la verdadera alternativa.
Aunque también hay otros usos. La molécula del hidrógeno se utiliza como materia prima de algunas industrias (fertilizantes, petroquímica…). Imagínate en qué medida puede ayudar su uso a descarbonizar estas industrias. Además, es un sistema de almacenamiento de energía -como la que procede de otras renovables- muy importante. Como explicaba un artículo anterior de La Revista Triodos, el hidrógeno verde permite que la energía generada pueda ser acumulada y utilizarla después para otros usos, algo clave para una transición energética basada en renovables.
El problema es que es más caro que el hidrógeno que proviene de los combustibles fósiles y ahí es donde los fondos europeos Next Generation tienen un papel clave. Pueden facilitar que el hidrógeno verde compita, de igual a igual, con energías más contaminantes a medio y largo plazo.
Triodos Bank se ha propuesto ser cero neto en emisiones de CO2 en 2035, quince años antes que la mayoría de bancos y estados. ¿Qué importancia va a tener la financiación de renovables para conseguirlo? ¿Y qué papel tienen en el banco las iniciativas de secuestro de carbono?
Las energías renovables, por supuesto, tienen un papel esencial para descarbonizar la economía. No obstante, en Triodos Bank hemos ido un paso más allá. En el camino de conseguir nuestro objetivo de ser cero neto en emisiones, sabemos que las renovables evitan la emisión de dióxido de carbono, pero eso no es suficiente, porque no hace que las emisiones de otras actividades económicas desaparezcan. Se considera que existen tres tipos de emisiones: las generadas, las evitadas (como las que evitan las renovables, ya que ocupan el lugar de energías contaminantes) y las que absorben CO2. Por eso, buscamos sectores que absorban suficiente dióxido para compensar las emisiones inevitables que generan otras empresas.
¿Y en qué consiste eso? Por una parte, en nuestra cartera de iniciativas financiadas encontramos, por ejemplo, colegios, residencias de mayores o de estudiantes. Si quienes las gestionan son o les hacemos conscientes de su huella de carbono, es posible reducirla mediante autoconsumo y una mejora de su eficiencia energética, a la vez que ahorran.
Además, apoyamos proyectos que secuestran carbono. Aunque sabemos que hay una parte de la huella de carbono que no es posible evitar, nos esforzamos para encontrar y financiar proyectos de reforestación y de agricultura regenerativa. De esta manera se mejora el estado de los suelos y se les da más capacidad de absorber carbono. Es una forma de actuar ante la emergencia climática, de mejorar la calidad ambiental de nuestro entorno y de proteger la biodiversidad.
Imagen principal: jannoon028 (Freepik)
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