En 2009, como CEO de Triodos Bank, Peter Blom cofundó una red mundial de bancos independientes y sostenibles. La idea surgió de una conversación dos años antes entre Peter y Mary Houghton, cofundadora de ShoreBank, de Chicago, y se hizo posible con el apoyo de Sir Fazl Abed, del banco BRAC, de Bangladesh.Así pues, al principio, la GABV se apoyaba en un grupo entusiasta de directores ejecutivos de solo nueve bancos con vocación social.
Como presidente fundador, Peter ha desempeñado un papel fundamental en su desarrollo e influencia creciente durante los primeros 12 años de vida. La GABV se ha convertido en una fuerza poderosa para el cambio positivo en las finanzas, con 66 entidades miembro, un total de 70.000 empleados y empleadas y más de 200.000 millones de dólares de activos combinados bajo gestión.
¿Por qué fundaste la GABV?
Trabajar con futuros profesionales de banca en África, Asia y América Latina me abrió los ojos a la importancia de actuar globalmente en banca con valores. Al colaborar con colegas de Women's World Banking, entre otros, desarrollé un gran interés en los movimientos de justicia global y cómo producir cambios significativos a través de la banca.
Mucho más tarde, a mediados de la década de 2000, en Harvard, hablé con otros directores ejecutivos sobre cómo podríamos lograr mucho más para cambiar el sistema financiero global en una dirección sostenible si trabajásemos de forma más estrecha. Ahí fue donde discutí la idea de una Alianza Global con Mary Houghton.
Nos llevó algún tiempo, pero un pequeño grupo de bancos con vocación social y basados en valores se unió para fortalecer sus propias instituciones y empujar al sector bancario en una dirección más sostenible. En esencia, nos dimos cuenta de que los bancos con valores podríamos marcar aún más la diferencia juntos que por separado. Queríamos liberar ese potencial con la creación de un movimiento.
La GABV nació como una red de directores/as ejecutivos. Para que una entidad financiera sea miembro, su director o directora ejecutiva debe participar y, por ejemplo, asistir en persona a la reunión anual. Pero se ha convertido en mucho más que eso. Para Triodos Bank fue una forma de aumentar su propio impacto social positivo. No necesariamente de forma directa, sino a través de otros. Nunca fue nuestra intención convertirnos en una gran multinacional, porque eso supone demasiado tiempo y, además, promovemos un sistema bancario diverso. Generar impacto positivo al asociarse con colegas y organizaciones de ideas afines es un enfoque de red moderno que se ajusta a nuestros valores.
Al principio, ¿qué os proponíais lograr con la Alianza?
Queríamos mostrar al mundo cómo la banca con valores podía ser una alternativa creíble al sistema bancario dominante, para lo que trazamos un camino a seguir por otros bancos. Prometimos hacer crecer el movimiento y trabajar para proporcionar evidencias sobre las ventajas de un tipo de banca más centrada en las personas.
¿Se han cumplido esas aspiraciones?
En gran medida, sí. Pero nuestro trabajo no ha terminado. Nuestra red ha crecido de forma significativa, hasta 66 bancos de todo el mundo, mucho más de lo que imaginamos cuando empezamos. Las entidades miembros, que operan en Asia, África, Australia, América Latina, América del Norte y Europa, afrontan diferentes desafíos, han adoptado diferentes modelos de negocios y sirven a mercados distintos. Gracias a esta diversidad, hemos prosperado y para muchos bancos con valores hemos sido una fuente de inspiración, sobre todo porque vieron que no estaban solos.
También le hemos demostrado al sector bancario convencional que la banca con valores funciona, lo hace en una escala relevante y proporciona un enfoque legítimo y más justo, ecológico y resiliente. No solo hemos demostrado que la banca con valores puede ser tan rentable como la convencional, sino que tenemos índices de solvencia mucho mejores y una parte mucho mayor de nuestro balance dedicado a la economía real. Hemos terminado con la idea errónea de que la banca con valores, por definición, debía ser un modelo empresarial inferior.
Todo esto es especialmente relevante mientras el mundo lucha frente a la emergencia climática, el malestar político y social en muchos lugares del planeta y, por supuesto, con el impacto de gran alcance de la pandemia actual. Debemos transformar nuestra economía para hacer posible el cambio que el mundo necesita y el papel de los bancos será crucial, porque sin financiación no surgirá una economía nueva.
Además de trabajar a nivel sistémico, la GABV proporciona un espacio para que las y los profesionales senior de las finanzas encuentren inspiración y soluciones prácticas. Los bancos de microfinanzas que se centran en la inclusión social en los mercados emergentes, por ejemplo, pueden ser un buen complemento de los bancos europeos, con sesgo hacia la financiación medioambiental. Este intercambio es el núcleo del éxito de la GABV. Y esta realidad puede conducir a desarrollos muy concretos. El año pasado, por primera vez, entidades de la GABV invirtieron en uno de los bancos miembro, el Opportunity Bank Serbia, por ejemplo.
Creo que es justo reconocer que en 2009 pensábamos en los problemas más urgentes del mundo, como el cambio climático, la exclusión social y el empoderamiento económico, como temas aislados. Durante los últimos 12 años, y gracias a las GABV, hemos aprendido que están interrelacionados. Y, como red en crecimiento, hemos demostrado que el cambio sistémico es posible. No somos solo unas pocas organizaciones comprometidas las que queremos cambiar el mundo, que un auténtico movimiento.
¿Cuáles son tus recuerdos más vivos de tu etapa como presidente de la GABV?
Mis recuerdos más potentes son de las reuniones anuales, cada una de ellas organizada por uno de los miembros. Porque, con mucha frecuencia, estos encuentros nos han permitido establecer contacto con los principales responsables sociales y políticos del país del banco huésped. Eso significa toda una oportunidad para dar a conocer y demostrar hasta dónde ha llegado la banca con valores. Además, son ocasiones para interconectar a nuestros bancos miembro, con visitas a clientes del anfitrión para ver con nuestros propios ojos qué significa el impacto de nuestro trabajo en la vida real.
¿Cuáles son los próximos desafíos de los bancos en general y de la banca con valores?
El sector debe enfocarse en un cambio positivo que comienza a ocurrir y debería acelerarse. Hay que llegar mucho más lejos, más rápido y con la valentía de ser imaginativos y actuar de formas novedosas. La sociedad civil, así como las ONG, los reguladores y el gobierno, deben participar en la creación de un sector bancario que priorice a las personas.
La GABV tiene un papel crucial que desempeñar para “dar forma al futuro de las finanzas”, que ha sido el tema de nuestra reunión anual en 2021. La Alianza ha sido fundamental, por ejemplo, para promover que decenas de bancos en el mundo empiecen a medir las emisiones vinculadas con su cartera de crédito, un paso importante para alinearse con los objetivos climáticos del Acuerdo de París y mantener el aumento de temperatura dentro de niveles seguros para la Humanidad. Sin organizaciones como la Alianza, que presiona por un cambio genuino, los bancos pueden volver a los viejos hábitos, en los que las personas y el planeta están al servicio de las ganancias financieras, y no al revés.
Al final, nuestro desafío es empoderar a las personas. Ser un instrumento de la gente y para la gente. Suena obvio, pero es difícil de hacer y más necesario que nunca. Porque, como bancos, tenemos que darnos cuenta de que solo podemos ser útiles a través de lo que hacen las personas y las iniciativas que financiamos.
Es cierto que algunos bancos convencionales pueden resistirse a lo que se les exige para apoyar la transición a una economía inclusiva, justa y descarbonizada. Son fuerzas poderosas. Así que tenemos que encontrar formas de combatir esa posibilidad, de alentarlos y de asociarnos con instituciones avanzadas para ir más allá y poner en valor las organizaciones que, de verdad, están a la vanguardia de la transición que necesitamos con tanta urgencia.
Durante mi tiempo como presidente de la GABV he visto cambios extraordinarios, muchos de ellos positivos. Estoy convencido de que los bancos basados en valores, con la GABV como fuerza impulsora, tienen un papel vital que desempeñar en el futuro de las finanzas, para convertirlas en una fuerza en favor de las personas y el bien común.
Imagen: Peter Blom en un evento de la GABV.
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