Acelerar la transición a una economía más sostenible y equitativa, que mejore la situación actual de las personas y aporte resiliencia ante dificultades futuras es tan necesario como posible. Kees Vendrik y Hans Stegeman, economistas de referencia de Triodos Bank, han desarrollado un documento con la visión del banco para el mundo después de la pandemia (Reiniciar la economía), del que destacamos las claves principales.

1. Una economía más resiliente

“Esta crisis nos ha enseñado la importancia de incrementar la capacidad de recuperación de nuestra economía”, indica Hans Stegeman, director de Análisis de inversión de Triodos Investment Management (TIM), la gestora de fondos de inversión responsable del Grupo Triodos.

Hans Stegeman, de Triodos Investment Management

“La economía en su conjunto y muchas empresas tienen problemas para resistir las sacudidas de los mercados, aunque sean leves. Y esto pasa porque demasiadas organizaciones, especialmente las que cotizan en bolsa, funcionan de manera muy eficiente en un sentido financiero: maximizar las ganancias y servir a los intereses de los accionistas. Pero, si algo falla, se encuentran inmediatamente en problemas”.

Como práctica que ejemplifica este modelo financiero poco robusto señala “la recompra de acciones de una organización para aumentar su precio, pero también su deuda en el balance general”.

2. Emprendimiento social y verde

En los últimos años hemos visto un movimiento creciente de organizaciones con una base financiera sólida y un retorno social positivo.

Kees Vendrik, economista jefe de Triodos Bank, sostiene que “ahora hay que poner en valor estas pequeñas y medianas iniciativas que optan por el emprendimiento social y verde (granjas ecológicas, iniciativas de energía sostenible, entidades de cuidados sociales…) y también a las empresas de mayor tamaño que no solo miden sus resultados en términos de beneficio económico”.

Estas organizaciones fueron esenciales para una economía sostenible antes de la pandemia y ahora también: “El problema climático está causado por poner el crecimiento como fin último, por encima de las generaciones futuras y de los países empobrecidos. Así es como hemos influido en el clima y en la biodiversidad en todo el mundo y se han dificultado las posibilidades de la naturaleza para luchar contra gérmenes y virus, como asegura la ciencia”.

3. Diversificación de la economía local y global

Kees Vendrik
Kees Vendrik, economista jefe de Triodos Bank

Tanto Occidente como los países que, en nuestro mundo global, son  las llamadas “fábricas del mundo” sufrimos las consecuencias económicas de la enfermedad COVID-19.

Vendrik observa el caso de Bangladesh: “Su economía se ha visto muy afectada, debido a su alta especialización. El país depende en un 80 % de la industria textil, y ha perdido la mayoría de los pedidos de las grandes empresas”.

“Debemos cambiar no solo en beneficio de la reactivación de la industria local de Occidente, sino de todos”, opina Vendrik.

Tendríamos que ir a una economía diversificada porque “es insostenible que, por ejemplo, un país sea visto casi exclusivamente como un productor del sector textil a bajo coste”.

4. Inversión en una economía más justa y digna

Además del qué (diversificar la economía y las inversiones), también importa y mucho el cómo. Ofrezcamos oportunidades más dignas a los empresarios de las economías emergentes, con inversión en las instituciones de microfinanzas, que “brindan la oportunidad de desarrollar talento, crear empresas sostenibles y generar inclusión social”, afirma Vendrik.

Apoyemos también, propone Stegeman, el consumo con “precios reales, adecuados al coste de los productos. Si elegimos pagar un precio justo por nuestra ropa aquí, en Europa, fomentaremos retribuciones justas y mejores condiciones de trabajo para las personas de otros países”.

Según Vendrik, también debemos considerar la cancelación de la deuda de países empobrecidos “que impide su crecimiento económico y social”.

5. Mayor conciencia de lo que comemos

Según Stegeman, la crisis ha supuesto un incremento de nuestra consciencia sobre los alimentos que consumimos y genera preguntas: “Si la comida es la base de nuestra existencia, ¿es sensato transportarla desde el otro lado del mundo y hacernos dependientes de las cadenas mundiales de alimentos y transporte?”.

También apunta a que cada vez más emprendedores impulsan la agricultura local, sostenible y resiliente, que presenta múltiples ventajas. “Las granjas ecológicas de ciclo cerrado utilizan el estiércol natural de su propio ganado en los campos donde producen sus cultivos. Esto las hace independientes del suministro de fertilizantes sintéticos, que en ocasiones proviene de otros países. Además, en muchos casos, los agricultores producen para el mercado local, crean cooperativas junto a los consumidores y garantizan así la venta de alimentos saludables”, explica. Stegeman añade que “estas iniciativas agrícolas no solo producen alimentos. También mejoran la calidad del ecosistema, cuidan de la biodiversidad, de la calidad del suelo, el bienestar animal y la salud de las personas“.

Riesgos ecológicos con consecuencias económicas

Informe de riesgo global del Foro Económico Mundial

Los mayores riesgos económicos mundiales están directamente relacionados con los desafíos ambientales:

1. Condiciones climáticas extremas.

2. Pérdida de la biodiversidad.

3. Desastres naturales.

6. El papel de los gobiernos

Durante algún tiempo existió la costumbre de criticar a los gobiernos y esperar una salvación total gracias al mercado libre. Según Stegeman, “eso cambió tras la crisis financiera de 2008, con la intervención económica para salvar bancos”.

“La crisis de COVID-19 vuelve a indicar que no podemos prescindir de un gobierno fuerte, que tome medidas para combatir las crisis y apoye a los trabajadores y trabajadoras, así como a las empresas cuando sea necesario. Se trata de algo que sucede a gran escala, con gobiernos de muchos países occidentales que prometen paquetes de ayudas de entre el 10 y el 15 % del PIB“.

También considera que el hecho de que el Banco Central Europeo y otros bancos centrales compren deuda pública a gran escala “es una medida de emergencia sensata, pero nada más” y afirma que “una forma mucho más directa de apoyar la economía es proporcionar a los ciudadanos recursos adicionales de manera temporal, con un apoyo directo a los consumidores para garantizar que el dinero termina donde tiene el mayor impacto: en la economía real”.

7. Decisiones sostenibles

Cuando hablamos de apoyo de los gobiernos a las empresas, es importante que se tomen decisiones a prueba de futuro Según Stegeman, “el acto reflejo de las administraciones puede ser apoyar a casi todas las empresas que acuden en busca de ayuda. La falta de una política reflexiva puede llevar a que quien más pida, reciba más y que una gran cantidad de dinero acabe en manos de empresas no sostenibles de la vieja economía, como las petroleras y las aerolíneas “.

Vendrik asegura que comprende que “un gobierno pueda apoyar a una aerolínea, pero debe justificarlo con condiciones, como que esa compañía deba ser climáticamente neutral en 2050”.

Además, “es importante establecer condiciones sociales, no solo medioambientales, en el apoyo gubernamental“, entiende. “Por ejemplo, que una empresa garantice empleo regional a largo plazo y que la producción no pueda trasladarse a países con salarios más bajos. Otra opción es, por ejemplo, que las empresas que evadan impuestos no reciban ayudas, como ya han anunciado algunos gobiernos europeos”. Y añade que “el dinero de los impuestos debería destinarse principalmente a empresas con valor social agregado y que contribuyen al empleo o la reducción de las emisiones de CO2, como iniciativas relacionadas con las renovables, el hidrógeno verde o la construcción energéticamente eficiente”.

8. La emergencia climática continúa

Reconstruir con futuro es hacerlo con la emergencia climática muy presente. Para mantenernos en condiciones de seguridad para la vida de las personas, “en 2030, las emisiones de CO2 tendrán que disminuir a la mitad de las de 1990”, afirma Vendrik, que recuerda los compromisos internacionales y que “los gobiernos no solo tendrán que establecer condiciones de sostenibilidad para las empresas que solicitan apoyo, sino apoyar especialmente a las netamente sostenibles”.

Para el economista jefe de Triodos Bank, las instituciones públicas desempeñan un papel crucial hacia la neutralidad climática: “Las medidas fiscales pueden ser la palanca para el cambio. Por ejemplo, con impuestos más altos ​​sobre las emisiones de CO2 y la promoción del uso de materias primas naturales para estimular a las empresas a cambiar más deprisa”.

9. Cambios en la banca

La crisis actual nos conduce a un fuerte aumento de la deuda y el déficit público. En consecuencia, según Stegeman “en este momento y ante el desafío climático, el papel de los bancos y de las finanzas en general es fundamental. Existe el riesgo de que el aumento de los déficits públicos reduzca el margen de maniobra gubernamental para invertir en desarrollo sostenible y los bancos tendrían que tomar medidas mucho más contundentes de lo que ya era necesario”.

Para el responsable de Análisis de Triodos Investment Management, “hay que reconocer que muchos bancos son flexibles con las empresas en el pago de deudas. Pero la responsabilidad social de las entidades financieras en el contexto que vivimos aumenta”.

El modelo de banca ética ofrece la premisa de que los préstamos que otorga y sus inversiones siempre deben beneficiar a la sociedad y el entorno. En este sentido, Stegeman destaca la influencia positiva de la banca con valores: “Es alentador que surjan más bancos que siguen este modelo en el mundo y también que los convencionales empiecen a entender que centrarse únicamente en los resultados financieros es demasiado limitado y daña valores más amplios y esenciales”.

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Imagen principal: Iniciativa de economía social Sartu, que ofrece oportunidades de formación y empleo a personas en condiciones desfavorecidas y ha recibido financiación de Triodos Bank.

Es hora de reiniciar la economía

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