Destacamos la experiencia de proyectos educativos que han incluido la programación en su propuesta pedagógica y, sobre todo, cómo y por qué lo hacen.

Tecnología con espíritu crítico

Desde Escuela Ideo, centro de educación Infantil, Primaria, Secundaria y Bachillerato en Alcobendas (Madrid), nos explican que “el desarrollo tecnológico va más deprisa que el desarrollo social y los niños de hoy crecen en un mundo lleno de posibilidades de aprendizaje y ocio”. También creen que “la inteligencia artificial puede acabar con el trabajo de muchas personas, además de nuestra privacidad” y que, por eso, es importante una formación tecnológica reflexiva, para que los ciudadanos del mañana “tengan un espíritu crítico”.

Diego Gómez, director de Tecnología de la escuela, que ha contado con financiación de Triodos Bank, destacan la necesidad de que los niños adquieran una “buena intuición para predecir cómo van a funcionar los sistemas informáticos” y que esto se consigue al entender “cómo se construyen los programas”. Así, han creado una guía de aprendizaje con el objetivo de trabajar competencias digitales desde otras asignaturas, que incluye la resolución de problemas y la comprensión de la información.

La programación también forma parte de la oferta educativa de Play Factory, una academia de nuevas tecnologías en Murcia que trabaja con Triodos Bank. El profesor y director Jesús Herrera afirma que “el mercado laboral, junto con la economía y la tecnología, están cambiando drásticamente hacia una nueva revolución industrial”, y añade: “hoy todo el mundo ya programa de alguna forma con su teléfono móvil, desde el correo electrónico o hasta al consultar un mapa”, cuando establecemos una determinada configuración.

La academia tiene propuestas adaptadas por edad: “A los 5 años los niños tienen muchas habilidades. A través del juego y las actividades de movimientos se relacionan con sensores y otras herramientas de forma natural”. De esta manera, empiezan a descubrir y les suena todo. A los 11 años ya reciben nociones de robótica con materiales que están en las fábricas. Así los jóvenes pueden ver directamente el resultado en el mundo de lo que están estudiando.

Programar para hacerse preguntas

Desde la Escola Horitzó de Barcelona, el profesor Marc Oliveras valora la importancia de que los niños conozcan la influencia de los algoritmos. En el centro muestran lo que hay detrás de ellos y de la inteligencia artificial para “formar generaciones éticamente responsables que aseguren una democracia de calidad”.

Durante los cursos de 3º y 4º de la ESO, en Horitzó realizan un proyecto de Inteligencia Artificial programando neuronas artificiales y machine learning (software programado para aprender autónomamente) a la vez que observan los problemas éticos que se esconden detrás.

Programar no es solo un fin, sino un medio para aprender. Gúdula Cáceres, responsable de comunicación de la cooperativa Helicón, en Valdemoro (Madrid) valora que la programación contribuye al desarrollo cognitivo, el pensamiento secuencial, los idiomas y la creatividad.

Mediante una aplicación desarrollada dentro de un videojuego, los alumnos de 1º de ESO del centro aprenden a programar en bloque. “Así el alumno aprende mientras piensa el modo de solucionar problemas que se le plantean aplicando un lenguaje de programación” aclara.

Programar sin pantallas también es posible

Distintas corrientes pedagógicas optan por no introducir el uso de pantallas a una edad temprana, por el riesgo de limitar el interés de los alumnos por otro tipo de experiencias clave para su desarrollo sensorial y como personas. Por otro lado, conocer nociones de programación también es posible sin pantallas.

“La programación desde la filosofía de aprender haciendo se alinea bien con Montessori”, sostiene Jordan Eliza, profesora que trabaja con esta pedagogía: “Hay actividades llamadas sin enchufe (unplugged). Por ejemplo, dibujar un diseño en un papel, creando símbolos para escribir un programa que permitirá a un amigo recrear otro diseño siguiendo las instrucciones del programa”.

Igualmente, los defensores de enseñar programación en el colegio no esperan que en una edad temprana se tengan nociones avanzadas para escribir códigos web, ni conceptos complejos de matemáticas.

Ariel Torres, periodista de Ciencia y Tecnología, explica que “cuando hablamos de enseñarles a programar queremos transmitirles un concepto que es axial: nosotros los humanos estamos al mando y la maquina no hace nada por las suyas, obedece ciegamente lo que diga el código”.

En ese mismo sentido, Virginia Díez, directora de comunicación de Wikimedia España, sostiene que “si la inteligencia artificial está al servicio de la sociedad es positiva, pero los algoritmos están programados por personas y tienen sesgos como las personas”. ¿Tal vez merezca la pena ser conscientes de ello, aunque solo sea como presentes y futuros usuarios críticos de tecnología?

Es posible que como educador o ciudadano tengas alguna experiencia u otra opinión sobre el tema. ¡Gracias por tu aportación en los comentarios!

Banca ética y Educación

Como entidad de banca ética, en Triodos Bank financiamos únicamente iniciativas de la economía real con impacto positivo, como las educativas. La entidad ofrece apoyo financiero a proyectos con enfoques diversos y el denominador común de incidir en una educación no solo en conocimientos, sino también en valores humanos.