La primera semana de octubre, el cine sostenible se instalará en la Cineteca de Matadero Madrid para mostrarnos realidades y problemáticas medioambientales, sociales y económicas de todo el planeta. Lo hará dentro de la tercera edición del Another Way Film Festival (AWFF), una propuesta sobre la que hemos hablado con su directora, Marta García Larriu.
Another Way Film Festival se define como “el festival de cine sobre progreso sostenible de Madrid”. ¿Qué es el cine sostenible? ¿Existe ya un género consolidado con estas características?
Para nosotros el cine sostenible es todo aquel que hable de economía, de lo social y del medio ambiente y que nos haga pensar, reaccionar… Por supuesto, está también el tema de la denuncia, que es muy importante.
Y diría que sí se trata de un género consolidado. En esta tercera edición hemos valorado cerca de 180 obras de muchos países y con una gran variedad de temáticas. Nos queda sumar la ficción, que en España tenemos el ejemplo de Iciar Bollaín.
El cine, como cualquier arte, es un reflejo de la sociedad en cada momento. Si se da un auge en este caso es porque cada día hay más personas sensibilizadas sobre él.
¿Qué elemento diferencial crees que aporta el lenguaje audiovisual al tratar temas de sostenibilidad?
Las imágenes de las consecuencias de nuestros actos son imborrables, una vez que las ves no puedes deshacerte de ellas. Podemos hablar de algo común y diario como nuestra basura. ¿Qué pasa con ella? Si no vemos esas imágenes tan tremendas de basureros o de plásticos en el mar, no nos enteramos. La importancia de las imágenes es que nos muestre lo que estamos haciendo que a lo mejor no tiene un impacto directo en nuestra vida diaria pero sí en el mundo en el que vivimos. Eso nos hace tomar conciencia.
A veces también nos acercan a la comunidad científica. En general, la gente de a pie no nos vamos a leer un informe muy especializado. En cambio, un cineasta nos lo puede traducir en imágenes, que es un medio transmisor más fácil de entender. Cada película es una tesis sobre una temática que en hora y media nos permite darle una vuelta a una problemática de manera bastante profunda.
SORTEO DE ENTRADAS PARA LA INAUGURACIÓN DEL AWFF
Participe en el sorteo de 5 entradas dobles para asistir a la inauguración de Another Way Film Festival 2017, que tendrá lugar el viernes 6 de octubre a las 20:00 h en Cineteca Madrid. Se proyectará el documental Thank you for the rain, de Julia Dahr y a continuación se servirá un cóctel en La Cantina. Los participantes del sorteo tendrán que enviar un correo electrónico a [email protected] indicando su nombre y apellidos, con el asunto “Sorteo de entradas”.
¿El cine sirve para acercar esta temática a la población en general?
Desde luego. Dentro del ocio tenemos una cultura de cine bastante amplia y esto nos permite acercarnos a personas que ni siquiera leerían noticias sobre sostenibilidad. Cuando un director de cine conocido trata un tema como por ejemplo hizo Wim Wenders en La Sal de la Tierra, nos acercamos a más gente. Lo hacemos más accesible.
¿Cuál es el objetivo que persigue vuestro Another Way Film Festival?
Educar, sensibilizar e informar para buscar soluciones juntos, sumar personas a la nueva cultura del bienestar mediante la toma de decisiones conscientes sobre nuestros hábitos de vida y de consumo.
Para mí es importante también ofrecer herramientas a la ciudadanía. De ahí que ornagicemos las cosechas de empresas. Invitamos a empresas sostenibles a las que damos visibilidad y que tienen unos 4 minutos para exponer su idea y luego unos minutos de intercambio con el público. Así pueden explicar bienes y servicios producidos de otra forma y dar alternativas al sistema que ya tenemos establecido para vivir de otra manera.
¿Qué ocurre con estas obras después de su exhibición en el festival? ¿Encuentran sitio en las salas de cine o en las parrillas de televisión?
Cada película tiene su camino. Nosotros hemos generado ya el interés de Filmin, que es uno de nuestros colaboradores, y el año pasado adquirió cuatro títulos. Este año contamos con un jurado de excepción que va a permitir mayor difusión.
Hablamos de un circuito de cine bastante limitado, desgraciadamente. No hay tanto interés de las cadenas ni de las salas ya que el género documental ya de por sí tiene menos público, si además se trata de una temática como esta… Otro de los objetivos de este festival es precisamente ayudar a los cineastas a mostrar su obra.
Calificasteis la segunda edición del festival como un éxito con más de 2.000 espectadores. ¿Qué esperáis para este tercer AWFF?
Siempre hay cabida para más gente. Hemos sumado más películas, este año son 15. Y los debates, la participación ciudadana. Ahí se nota, cuando estamos media hora con un experto medioambiental que nos ayuda a discernir lo que podemos hacer nosotros.
Aparte están las actividades. Este año hemos ampliado en el tiempo, con por ejemplo el concurso de cortometrajes que dura todo el año y añadido, entre otras, una másterclass de yoga con la idea de que si nos cuidamos, vamos a cuidar nuestro entorno.
Además, queremos sumar a los niños, a los que hay que ir sensibilizando, y a los jóvenes, en los que fomentamos la reflexión con preguntas como “¿y tú qué crees, qué quieres defender?”
¿Qué actividad paralela recomiendas especialmente?
Pues me gustaría destacar el encuentro entre profesionales, el #DocImpacto: Alianzas de alcance. Sumamos este año junto a Las Espigadoras, la agencia cultural a la que admiro muchísimo, un encuentro para que cineastas documentalistas que deseen tratar temáticas complicadas aúnen fuerzas con empresas del tercer sector que les podrán ayudar en su investigación, financiación… Para ir más allá, nos gustaría que generaran una campaña de impacto basada en las necesidades de la ONG o en las inquietudes del documentalista y unirse para que el material tenga un mayor alcance que solo las salas de cine.
Cuando vemos estas películas muchas veces nos quedamos tanto desamparados como con ganas de hacer más y sumarnos. Queremos ayudar a los cineastas a que sus obras llamen a la acción.
El AWFF incluye un festival de cortos dirigido a cualquier persona. ¿Es una forma de involucrar en este género no solo a “cineastas” sino también a personas inquietas con algo que decir sobre sostenibilidad?
Creemos que todas las opiniones son válidas. Invitamos a quien se anime, cineasta o no, a que hable de lo que le preocupa. Además, es que las personas que participan tienen ideas muy buenas para mostrar y también ideas para comunicarlo. Estamos afectando gravemente a nuestro entorno y hay mucha gente que quiere hablar de ello y no sabe cómo. Hemos recibido más de 600 cortos y los 22 finalistas están en la web.
Encontrar financiación en el cine es un tema en crisis continua. ¿Es igual de complicado para el cine documental?
Por lo que sé en España, el cine documental tiene una salida más difícil que otros géneros cinematográficos.
Respecto la financiación del festival, yo parto de un modelo más americano, por haber vivido allí, y del patrocinio, de formalizar alianzas con empresas que valoran este tipo de acciones y que creen en la cultura. Por supuesto, somos extremadamente coherentes en este sentido. Por lo general es un trabajo arduo conseguir financiación y nosotros le sumamos nuestra convicción de ser coherentes y de buscar partners que valoren el equilibrio social, medioambiental y económico.
¿Cómo calificas la labor de entidades como Triodos Bank y otros colaboradores?
Creo que todos son esenciales. En la sociedad en la que vivimos, poder ofrecer alternativas financieras, que no hay muchas… Triodos Bank está haciendo una gran labor. Es necesario ofrecer esas alternativas, porque si no estamos volviendo a lo mismo y esperando resultados diferentes. Cada uno tenemos un flanco. Nosotros desde la cultura, Triodos Bank desde el sistema financiero, las ONG como Greenpeace o WWF, se enfrentan a una problemática más fuerte. Todos intentamos generar un movimiento de cambio, cada uno dentro de su área de trabajo, para tejer una sociedad coherente con los límites de crecimiento.
Hace 6 años, por ejemplo, yo no estaba metida en sostenibilidad pero sí en cine. ¿Qué ocurre? Que ha sido un problema sobre el que me he sensibilizado y sobre el que creo que hay cosas que cambiar. Necesitamos cubrir nuestras necesidades básicas, pero hagámoslo de otra manera. Tenemos que comer, vestirnos y usar productos de belleza y de limpieza, pero hagámoslo desde otro punto de vista. Y que cada experto pueda aportar su granito de arena es bonito. Y es alentador forzarnos a pensar en un modo diferente de hacer las cosas.
¿Nos recomiendas algunos documentales que creas especialmente destacados?
Para empezar, el que usamos de apertura el año pasado, Racing Extinction, de Louie Psihoyos, que explora el tema de la extinción de las razas como si fuera un thriller.
También, por supuesto, el que abre esta edición: Thank you for the rain de Julia Dahr, el increible viaje de un pequeño agricultor africano que consiguió llegar a la COP 21 de París.
Mañana, de Cyril Dion y Mélanie Laurent, lo que tiene de muy interesante es que además de ser positiva, va haciendo una disertación sobre los problemas que tenemos en cada una de las áreas y ofrece ejemplos de soluciones que ya se han puesto en marcha.
Hay uno de alimentación que a mí me llama mucho. Es Just Eat It, de Grant Baldwin. Es la historia de una pareja que procura vivir 6 meses sin comprar comida, solo con lo que recogen de la basura, para denunciar el derroche alimentario.
Y una que no es un clásico pero que debería de serlo es True Cost, el verdadero valor de la ropa (Andrew Morgan). Muestra la insostenibilidad de la ropa a los precios que conocemos y desmantela una industria que creo que no se había tocado hasta hace poco. Esta película ha generado muchísimo revuelo.
Texto: Víctor Regidor Sancho
Foto: AWFF
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