“No es una crisis, es una estafa” ha sido un grito común en las manifestaciones. ¿Qué sucedió en realidad hace 10 años, según tu punto de vista?
Fue una crisis y, hasta cierto punto, también un fraude. Mientras se vendían productos financieros, en algunos casos se desinformó deliberadamente. Pero también hubo un ejercicio de dejación de funciones.
¿Qué es lo fundamental para hacer banca? Entender el riesgo e invertir dinero o financiar emprendimiento. Lo que más me sorprendió en 2008 es que los banqueros no sabían qué había en sus balances. No entendían sus productos y aún menos el riesgo que comportaban. Si te ocurre eso, entonces ya no eres banquero.
Hubo bancos en los Países Bajos, pero también en el Reino Unido o en Alemania dirigidos por aficionados que arruinaron la ética de la profesión, al no comportarse profesionalmente.
¿Qué debería ser un banco?
Un banco es una institución de servicios para la sociedad. Reúne dinero, proporciona seguridad a sus clientes, financia a los empresarios y facilita sus operaciones a los inversores.
En ese sentido, una relación estrecha entre los bancos y la economía real es de vital importancia. Otra lección de la crisis financiera es que esta relación era casi inexistente y esto generó descontento entre la población.
¿Cómo aboga Triodos Bank por un cambio en las finanzas?
Nuestra estrategia es doble. En primer lugar, somos un banco centrado en la economía real, teniendo en cuenta a las personas, el planeta y la prosperidad. Por lo tanto, nuestro enfoque es holístico, centrado en lo que beneficia a las comunidades que financiamos. Esa es nuestra aproximación básica y la practicamos desde hace casi 40 años.
Esto nos permite ofrecer un ejemplo: cómo comportarse como un banco moderno orientado a la sociedad, a través de un ejemplo profesional y real.
En segundo lugar, realizamos una labor de incidencia social y divulgación. Ponemos encima de la mesa propuestas de cambio del sistema financiero. Por ejemplo, respecto a la regulación del capital propio de los bancos o la gestión de los “activos marrones”, es decir, las inversiones bancarias en combustibles fósiles. Una de nuestras propuestas es que los bancos con volúmenes significativos de estos activos deberían tener requisitos de capital más elevados.
Somos activos en las discusiones en Bruselas sobre criterios ASG (criterios ambientales, sociales y de buen gobierno), los factores que deberían tenerse en cuenta en la rendición de cuentas de las entidades financieras y en taxonomía, es decir, en el establecimiento de criterios que determinen qué es una financiación sostenible o una inversión socialmente responsable (ISR).
Ese es un paso muy importante, porque el paradigma básico de que el sector financiero es neutral es una mentira; siempre hay un impacto. Y, por primera vez, con la actividad al respecto de la Comisión Europea en este momento, tenemos la oportunidad de que la sociedad se haga visible en las regulaciones financieras.
Hoy, al fin, se prevé que los Objetivos de Desarrollo Sostenible o el desafío climático se integren de alguna manera en las regulaciones financieras.
Anteriormente, estuviste activo en política. Por lo tanto, quizá estés de acuerdo en que a la mayoría de los políticos no solo les importa la opinión de las personas, sino que a veces directamente la temen. ¿Cómo ser más conscientes de este poder y responsabilidad que tenemos como individuos?
En el caso de Triodos Bank, la forma en que nos presentamos y ofrecemos a las personas la oportunidad de formar parte de la iniciativa, por ejemplo, contratando una cuenta corriente o un depósito, ya abre una oportunidad.
Es una forma no solo de tener una opinión, sino de ponerla en práctica.
Por supuesto, hay otras formas en que podemos ser parte de las comunidades de cambio.
Soy consciente de que en muchos países los ciudadanos son bastante escépticos sobre lo que puede o quiere hacer la política. La mejor respuesta que puedo dar a ese descontento es no dejar la política a otras personas que no se comprometen con el futuro de nuestros hijos. Dar un paso adelante y participar es lo mejor que podemos hacer.
Los negocios, los bancos, las ONG y las comunidades pueden marcar diferencias, pero no dejemos la política a los demás. Debes intervenir, si no estás satisfecho con la forma en que se desarrolla la política en tu país. Esa fue también mi principal motivación, estar ahí, porque la buena política es importante para determinar el curso que queremos que siga la sociedad.
En mis años políticos conocí a buenas personas, con visiones potentes y grandes ideas y, por supuesto, también experimenté el lado opuesto. Pero, en general, fue uno de los mejores momentos de mi vida.
Como ecologista, ¿cómo reaccionas ante la idea de que ser respetuoso con el medio ambiente es algo solo para los ricos?
No es así y no debería serlo. Si decimos que las opciones respetuosas con el medio ambiente son elitistas, ignoramos el problema real de la explotación de nuestro planeta y quizás no actuemos a tiempo en la lucha contra el cambio climático.
Por eso creo que un enfoque global como el de Triodos Bank es de gran importancia. Nunca consideré a Triodos solo como un banco verde, que deba centrarse únicamente en el tema de la sostenibilidad ambiental.
Creo que la inclusión social, una participación justa y una distribución equitativa de la riqueza en la sociedad, así como la lucha contra la desigualdad y sus causas coinciden con la agenda verde, al mismo tiempo que crea oportunidades para financiar la lucha contra el cambio climático.
En Holanda, fui diputado por la llamada Izquierda Verde, por la conexión entre estos dos aspectos: una buena distribución de la riqueza es una condición básica para una economía y una sociedad verdes exitosas.
¿Confías en que en Europa seremos capaces de pasar de un debate monotemático sobre migración y seguridad a otro sobre cómo lograr unas mejores condiciones sociales para todos?
Me enoja mucho y no puedo considerar un enfoque civilizado el tratamiento que damos a los migrantes en el Mediterráneo y cómo intentamos que gobiernos terceros resuelvan este problema por nosotros.
Desde otro ángulo, no tengo claro por qué un país rico como los Países Bajos no podría contribuir más a la distribución de migrantes que intentan encontrar una vida mejor en Europa. Esto es también un problema de distribución justa.
Por otro lado, ahora tenemos este otro debate sobre cómo las empresas y las finanzas pueden contribuir a la sostenibilidad, y se les exige que lo hagan, con desafíos como los Objetivos de Desarrollo Sostenible o las estrategias nacionales para el Acuerdo Climático de París.
Por ejemplo, hay una gran conversación en mi país y el gobierno está respondiendo a los planes que vienen de la sociedad civil por una gran transición, que reduzca a la mitad las emisiones de CO2 en 2030… lo cual sería un paso enorme.
Lo que me hace sentir optimista es que veo que esto se está convirtiendo en parte de la conversación en la sociedad en general, los negocios y las finanzas. No es solo un asunto de este banco ético europoeo con sede en Zeist.
¿Cuál es tu sueño? ¿Dónde querrías ver a Triodos Bank o a la banca en 10 años?
Mi sueño sería ser diez veces más grandes, pero no en crecimiento, sino por la medida en la que seamos capaces de inspirar a otros bancos, que miran el modelo de Triodos Bank y el nivel de compromiso de nuestros compañeros de trabajo.
Tenemos que ser modestos, pero he visto algo de lo que Triodos Bank puede sentirse muy orgulloso y ese es el nivel de compromiso de nuestros profesionales. No creo que haya compañía en la que se iguale este nivel. Un banco es un modelo de negocio que hacemos las personas, no es una máquina. Si mantenemos esto, influirá en otros y tendremos un impacto realmente significativo en la sociedad.
Kees Vendrik
Experto y divulgador de la economía sostenible
Desde el 1 de abril de 2017, Kees Vendrik (Nimega, Holanda, 1963), es economista jefe de Triodos Bank, con la labor de “estimular el diálogo sobre finanzas y sostenibilidad y el paradigma de cambio en economía”. Anteriormente, Vendrik fue vicepresidente del Tribunal de Auditoría de Holanda y también ha ocupado responsabilidades como la presidencia del Instituto de Fundraising (Utrecht) y de la Fundación por la Democracia y los Medios de Comunicación. También ha participado en política, como diputado y portavoz en Economía y Finanzas del grupo de la Izquierda Verde holandesa.
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