Hay empresas que aseguran que no funcionan “solo para ganar dinero”. Pero algunas, además, pueden probarlo: como los casi 2.000 centros especiales de empleo (CEE) que hay en España, que se fundaron con el objetivo de crear empleo para personas con discapacidad y llevan esta meta en sus propios estatutos como organización. Para poder tener calificación de CEE, deben contar con un mínimo del 70 % de trabajadores con discapacidad en plantilla.

También destacan entre las empresas con finalidad social otro tipo de entidades, como son las empresas de inserción, que “nacen como un instrumento para luchar contra la pobreza y la exclusión social”.

En este post de Somos Triodos, destacamos estos 2 modelos alternativos centrados en la integración de personas en dificultades. Y en los que empresarios, empleados y usuarios tienen, más allá de los resultados económicos, un fin social común. 

¿Le parece posible?

Misión: empleo

Los datos arrojan que en España viven cerca de 4 millones de personas con algún tipo de discapacidad. Conseguir un puesto de trabajo no solo conlleva una autonomía económica, sino que también es esencial para su integración social.

Por eso nacieron los centros especiales de empleo. “Promovidos principalmente por asociaciones de personas con discapacidad o sus familiares”, los CEE son empresas, públicas o privadas, que se crearon como fórmula de empleo para ellos. Así lo explican desde Feacem, la Federación Empresarial Española de Asociaciones de Centros Especiales de Empleo, con la que Triodos Bank mantiene un acuerdo de colaboración dentro de su actividad de financiación del sector social.

Generar más opciones

Aunque la situación económica afecta a casi todo el mundo, “hay que hacer un esfuerzo complementario para ofrecer posibilidades de trabajo a quienes lo tienen más difícil todavía”, afirma Nieves Ramos, presidenta de la Federación de Asociaciones Empresariales de Empresas de Inserción (Faedei).

Nieves Ramos
Nieves Ramos, presidenta de Faedei

Precisamente para lograr este objetivo se crearon las empresas de inserción, cuyos destinatarios son desempleados de muy larga duración, jóvenes sin trabajo que no han finalizado el período escolar obligatorio o colectivos pertenecientes a minorías étnicas o a otros grupos que se encuentren en riesgo de exclusión. “Son las personas más vulnerables de la sociedad, las que no son fruto de la crisis actual”.

En estas empresas se establece un itinerario formativo para cada usuario buscando su integración en el mercado laboral ordinario. Estos itinerarios individualizados cuentan con ayudas de la administración pero, “con todo, las empresas de inserción aportan mucho más de lo que reciben en subvenciones”, señala Ramos.

Y, como cualquier actividad empresarial, CEE y empresas de inserción combinan su función social con la necesaria rentabilidad económica para su viabilidad. “No hay un ánimo de lucro pero tampoco un ánimo de pérdida”, dice la presidenta de Faedei. En este sentido, estas empresas sociales –incluidas dentro del sector de la integración social, donde Triodos Bank mantiene una inversión de 62 millones de euros- se dedican a actividades tan diversas como la jardinería, la confección textil, la limpieza o los montajes industriales, entre otras muchas.

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Por otro lado, al margen de estas iniciativas centradas en la integración social, son cada vez más las empresas que priorizan un impacto social positivo. Es el caso de Triodos Bank, entidad que financia únicamente proyectos de la economía real pertenecientes a los sectores social, cultural y medioambiental.

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¿Todos iguales? Triodos Bank nació con el propósito de transformar la sociedad desde el sistema financiero

Así, este banco con más de 3 décadas de trayectoria se propone llevar a la práctica el enfoque de desarrollo sostenible que se deriva de la constatación, especialmente desde los años 70, de que la actividad económica no es independiente de la sociedad ni de unos recursos naturales que son limitados. En este caso, la alternativa surge desde el sector de las finanzas, que habitualmente se ha vinculado de forma estricta a la maximización de la rentabilidad en términos puramente económicos.

Y ahora, qué opina. ¿Puede haber empresas que busquen algo más que beneficios?