Hace seis meses, en Triodos Bank propusimos una visión concreta sobre cómo salir de la crisis de forma digna para las personas y con la mirada puesta en el futuro. En este tiempo hemos visto que no somos los únicos que apuntamos en esa dirección. Por ejemplo, Frans Timmermans, vicepresidente de la Comisión Europea, afirmó que “la recuperación debe ser verde”. Esta visión compartida aporta esperanza, pero ¿qué ha pasado en la práctica en los últimos seis meses? ¿Y cuáles son las nuevas perspectivas?
La opción de coser y remendar
Empecemos con las malas noticias. Una recuperación sostenible aún parece muy lejana. Los recursos económicos de los gobiernos van sobre todo a grandes empresas “grises” de la vieja economía, como las aerolíneas. La renovación, la innovación y el desarrollo sostenible no salen bien parados.
“Se han gastado decenas de miles de millones de euros para combatir los peores efectos económicos de la crisis, pero sin una idea clara de hacia dónde debemos ir”, explica Hans Stegeman, jefe de Estrategia de Triodos Investment Management. “Cosemos y remendamos, cuando en realidad deberíamos tomar decisiones inteligentes”.
Según el Fondo Monetario Internacional (FMI), en muchos países los paquetes económicos por el coronavirus solo tiene un pequeño impacto positivo en el clima. Además, la desigualdad crece en paralelo a la crisis y corremos el riesgo de no lograr a tiempo los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas. Muchos países de África y Asia no tienen la capacidad de proporcionar ayudas en sus economías durante la crisis. De este modo, el número de personas que viven en la pobreza extrema aumenta después de años de disminución constante.
Optimismo y decisiones sostenibles
Pero también hay motivos para el optimismo. Cada vez hay más voces relevantes que defienden que no tiene ningún sentido inyectar decenas de miles de millones en la economía sin una visión más allá del corto plazo. Kristalina Georgieva, directora gerente del FMI, hizo hincapié hace poco en la importancia de promocionar el desarrollo sostenible precisamente ahora.
Es una cuestión de sentido común, opina Kees Vendrik, economista jefe de Triodos Bank, que considera que “se mire por donde se mire, en los próximos años tendremos que realizar unas inversiones enormes, por ejemplo en la lucha contra el cambio climático. Por eso, lo lógico sería hacer lo correcto desde un principio. Es decir, que los gobiernos inviertan en desarrollo sostenible para reactivar la economía desde ya. De lo contrario, el día de mañana tendremos que dar nuevas ayudas a actividades económicas que hoy ya son insostenibles para el entorno y las personas”.
La recuperación verde en tres pasos
Tenemos que pasar de una recuperación en forma de K a una en forma de X, defiende Stegeman. Para él, “un desarrollo económico en forma de K es beneficioso especialmente para la bolsa de valores, las grandes empresas tecnológicas y el sector financiero. Estos recogen beneficios, como expresa la línea que avanza hacia delante en la parte superior de la letra K. La línea que baja drásticamente representa a los hogares y a las pequeñas empresas”.
En su opinión, ese no es el camino y “la recuperación debe ser con una transición hacia una economía verde y justa y puede expresarse con una curva de transición en forma de X”. La línea final ascendente representa a las actividades sostenibles y la final descendente a las que generan perjuicio a las personas y el entorno.
Este tipo de transición constaría, según Stegeman, de tres elementos.
1. Abandono de las actividades que no tienen futuro
Por ejemplo, las energías fósiles. O dejar atrás la forma actual de la Política Agraria Común europea, que presta muy poca atención al fortalecimiento de la biodiversidad y a la lucha contra el cambio climático. Aunque el llamado Acuerdo Verde de la Comisión Europea es ambicioso, la política agrícola presentada recientemente por la UE no lo es. Apenas hay objetivos de sostenibilidad vinculados a los miles de millones de euros de subsidios agrícolas.
2. Fortalecimiento de las empresas que aportan valor a una nueva economía
Muchas grandes empresas que cotizan en bolsa tienen grandes aspiraciones en relación con la sostenibilidad. Algunos ejemplos son Toyota y Danone. Este tipo de empresas pueden no ser totalmente sostenibles, pero tienen una estrategia sólida y dan pasos en la dirección correcta en lo que respecta a una contribución presente y futura a una transición al transporte con emisiones cero (Toyota) y a la transición a una alimentación cada vez más vegetal (Danone).
3. Estímulo a las empresas nuevas, innovadoras y sostenibles
A menudo se trata de iniciativas y empresas sostenibles de tamaño pequeño, pero prometedoras. Un ejemplo son los bancos que ofrecen microcréditos a pequeñas empresas en países en desarrollo. O emprendimientos innovadores para crear más puntos de carga para coches eléctricos con energía verde, como el belga PlugInvest, con financiación de Triodos Bank.
También las iniciativas que crean modelos innovadores para adquirir y sacar tierras agrícolas del sistema económico especulativo y arrendarlas a precios accesibles a agricultores que producen de forma respetuosa con el medio, como pretende hacer la iniciativa neerlandesa Aardpeer, en colaboración con Triodos Regenerative Money Centre.
El papel vital de los bancos
¿Y el papel de los gobiernos? Independientemente de que inviertan en gris o en verde, para las administraciones la crisis supone un aumento enorme de la deuda pública, indica Stegeman, que añade que “por eso, el papel de los bancos y otros proveedores financieros es especialmente importante para afrontar el desafío climático. Los déficits limitan el futuro margen de maniobra de los gobiernos para invertir en desarrollo sostenible y los bancos y otros agentes financieros tendrán que cubrir ese agujero.”
Triodos Bank y las 63 entidades de banca sostenible que forman la Alianza Global para una Banca con Valoresya no son los únicos que realizan inversiones sostenibles. Para Stegeman, “es una buena noticia, indispensable para dar forma concreta a una nueva economía.” Con todo, la diferencia es que bancos como Triodos Bank solo financian iniciativas positivas para el entorno y la sociedad, mientras que otros todavía apoyan, al mismo tiempo, a sectores dañinos para el medio o las personas.
Sin duda, si la crisis ofrece algo es la necesidad de reflexión. Es el momento de que cada persona “se plantee qué camino seguir y qué decisiones tomamos en nuestras vidas. Tras la reflexión, es cuestión de actuar y dar forma, con fuerza e iniciativa, a un cambio positivo en la economía y la sociedad”, concluye Stegeman.
Traducción del artículo original en De Kleur van Geld
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