En el libro Abundancia, Peter Diamandis y Steven Kotler plantean algo tan sencillo pero complejo a la vez como que el futuro no tiene por qué ser una prolongación del (peor) presente.
Que los vicios que arrastramos no están condenados a repetirse una y otra vez y que, gracias a los avances tecnológicos, se pueden solucionar muchos de los grandes problemas de la Humanidad. Cabe, pues, pensar en cambios a mejor, en mentalidades comprometidas y en acciones solidarias y respetuosas con el entorno que se materializan en la vida cotidiana. Basta pensar en cómo la sociedad ha adoptado el hábito del reciclaje hasta alcanzar unas tasas de reciclado, en España, del 73% en 2014. Y el reciclaje no surgió de la nada, sino de las campañas en su favor que se iniciaron a partir de 1970, cuando una empresa papelera de Chicago encargó el logo del reciclaje, icono consolidado en todo el mundo.
Conscientes de la capacidad de transformación de la sociedad, La Bolsa Social nace en un momento en que, creemos, se pueden modificar hábitos en un sector que hasta ahora parecía vivir de espaldas a la ética: la inversión en empresas. Porque vemos indicios de que las cosas están cambiando, lo que nos refuerza en nuestra aventura. Así, la inversión en empresas con impacto social positivo, es decir, empresas cuya actividad redunda en favor de la sociedad o el medioambiente, alcanza los 60.000 millones de dólares en todo el mundo, según los últimos datos del informe de JP Morgan y Global Impact Investing Network (GIIN). En España, en 2013 se alcanzaron los 87 millones de euros, según datos de EuroSif, y todo apunta a una progresión geométrica, en cuanto que se van sumando actores relevantes a lo que se conoce como “ecosistema” del emprendimiento social.
Cambio de mentalidad, pero también nuevas facilidades de la mano de la tecnología que permiten una mayor transparencia y un acceso más sencillo y democrático a la inversión.
La financiación alternativa online generó en 2014 un volumen de transacciones de casi 3.000 millones de euros, con un crecimiento del 144% comparado con el año anterior, según un informe de la Universidad de Cambridge y Ernst & Young. El equity crowdfunding o financiación participativa supone una revolución porque permite que, a través de plataformas online como la Bolsa Social, cualquier inversor invierta directamente en el capital de empresas. Además, las empresas que se publican en este tipo de plataformas ganan en visibilidad a través de la red de redes y en torno a ellas se genera una comunidad de inversores, aliados y clientes que las apoya y difunde.
En el caso de la Bolsa Social, conectamos empresas e inversores con valores positivos. Seleccionamos empresas que, además de tener un buen modelo de negocio y potencial de crecimiento, tienen muy metido en su ADN el objetivo de producir un impacto positivo medible en la sociedad y el medioambiente. A través de nuestra plataforma, los inversores con valores pueden invertir a golpe de unos clics y convertirse en socios de estas empresas con impacto social.
El crowdfunding como medio de financiar empresas con impacto social ha llegado para quedarse, porque aumenta el número de inversores que persiguen una rentabilidad integral, es decir, no solo económica sino también social y medioambiental. Además, el Parlamento aprobó, en abril de 2015, la Ley de Fomento de la Financiación Empresarial, que dota de un marco legal claro a este tipo de operaciones. Sin esconder un punto de orgullo, en la Bolsa Social celebramos el hecho de haber sido la primera (y hasta ahora la única) plataforma de financiación participativa autorizada por la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), lo que garantiza la seguridad jurídica a los inversores y a nuestras empresas.
Ahora, solo nos queda seguir trabajando y contando con la complicidad de nuestros aliados. Como Triodos Bank España, con quien compartimos la visión del poder transformador de las finanzas, y con quien hemos llegado a un importante acuerdo operativo. Como dijo Mikel García-Prieto, su director general, en la presentación de nuestra compañía el pasado 28 de octubre de 2015, “ya no vale todo” y ha llegado el momento de “hacer del dinero un instrumento de transformación social y no un medio para hacer más dinero”.
JOSÉ MONCADA
El autor ha desempeñado su trayectoria profesional en el Tesoro Público, en la Dirección General de Mercado Interior y Servicios de la Comisión Europea y en la Autoridad Europea de Mercados y Valores (ESMA). En 2014, decidió “dar un giro en la vida profesional” y dedicarse al emprendimiento social, como fundador y director general de La Bolsa Social. Actualmente, también es presidente de la Red Española de Impacto Social (REDIS) y profesor de Mercados Financieros en el Máster de Información y Comunicación Económica de la Universidad Panthéon-Sorbonne de París
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